Y así fue, después de pasar los primeros días pensando en que podría haber hecho mal, en cual fue el motivo... después darle vueltas a lo mismo de siempre, a ese casi que no pudo llegar a ser. Pero ahora, cuando ya ha pasado la tormenta es cuando se da cuenta de la falta que le hacía todo esto, la falta de desconectar y de pensar en frió, de descubrir lo que de verdad le convenía y sobretodo, de aprender a vivir, de disfrutar de cada insignificante momento.
Desde entonces no ha vuelto a perderse en sus ojos, ni ha vuelto a echar de menos su presencia, bueno, ni la de otra persona tampoco, pero eso no importa, no quiere cometer el mismo error más veces.
Con el paso del tiempo, de los años, te das cuenta de como cambia la gente, su forma de ser, para bien o para mal, de si vale la pena o no intentarlo, y mirándolo desde su punto de vista, no vale la pena ni malgastar un minuto de su vida por alguien tan sumamente despreciable, alguien... alguien que no vale una mierda hablando en plata.
Como si hablar en tercera persona nos sirviera de algo...
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Sonrisas